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Experiencia

Portapluma artesanal en Cedro
con pluma de avestruz



La escritura reduce el atractivo ejercido dioses porque se torna cada vez menos plausible; la dimensión gráfica de lo invisible es más difícil de aceptar.

El nada no puede escribirse, no puede llenar el espacio con un signo. Aún cuando al nada corresponda un signo, esto no distingue la absoluta ausencia de algo que lo evoque o directamente lo configure por contraposición: a un trazado de la realidad se contrapone la ausencia de toda idea que pueda intuir el vacío (que es, entre los griegos, la imagen de la nada).

La escritura reduce el alcance de la expresión a lo visible, a lo tangible o a lo intuitivo, a algo que pueda hallar su equivalente, al menos en un aspecto de la experiencia.

Comunicación y conocimiento

La escritura registra más o menos fielmente el proceso evolutivo del consorcio  humano. La evolución del o mismo, no significa su progresismo sino, por el contrario, su problemática como condición determinativa de su vínculo con el conocimiento, de la fase de la aproximación, de la contradicción y de la ambigüedad.

Las necesidades humanas distinguen las fases de la escritura en cuanto estas legitiman  la documentación de los criterios con los cuales se satisfacen aquellas: a cada proceso cognoscitivo se período contrapone un período preparatorio, durante el cual la inteligencia humana esta empeñada en huir al repertorio de la escritura  y paradojalmente tiene intención de invocarla cuando se entrevé un aporte innovador que pueda mejorar las condiciones generales, a la comunidad en su conjunto.

Al comparar el sistema de escritura semítico occidental con el jeroglífico egipcio, del que derivó, es fácil ver que el semítico es más sencillo que el egipcio. Los signos semíticos, de 22 a 30, son más fáciles de aprender y más rápidos de escribir, que los cientos de signos del sistema egipcio.

Por otra parte, la introducción signos vacálicos en griego hizo que este sistema fuese más exacto que su antecesor, la escritura semítica occidental, caracterizada por la carencia de indicación vocálica.

La expresividad de una escritura  no puede escapar a la finalidad propia del conocimiento, que se compendia en su difusión y en su comprensión. Los sistemas semíticos responden a esta exigencia, que constituye un acuerdo obligado entre modelos expresivos de comunicación y modelos participativos de conocimiento.

Escritura y realidad

La escritura nace como una aspiración generalizada a la expresión y corre  el riesgo de ser empleada por grupos consolidados por el poder. La escritura refleja, como la sonrisa, la característica distintiva del ser humano.

Con la escritura se hacen las confesiones, como también se insinúa lo falso, por un modo subjetivo de describir las cosas.

Mientras el mundo escribe la historia, los individuos descubren que esta plagiada por la aparente, y a veces, secreta incongruencia.

El recurso a un método que discipline su lectura y consolide su vigor se delinea como necesario y de críptico,  el mundo pasa a ser evidente.

la escritura

La escritura es un ejercicio de la mano, aunque detrás de la mano vigila la mente. La trayectoria que signa el largo aprendizaje por parte del hombre de la expresión -del silencio ancestral a la formas articuladas de convención comunitaria- se configura como el resultado de un complejo proceso de adaptación cultural. 

La escritura refleja tanto la tensión cognoscitiva como la filigrana de las creencias y de los rituales con los cuales se regulan, en el tiempo, las relaciones entere los individuos y los grupos.

La escritura sanciona los propósitos de la acción y los hace adecuados al logro de un fin, que no es siempre considerado salvador, lo que significa que la escritura responde no sólo a la pretensión del hombre de instaurar convenciones con las cuales describir el mundo, sino también a su deseo de transgredirlas.

La escritura nace como una aspiración generalizada a la expresión. Ella refleja las características distintivas del hombre tendientes a distraer la atención de la realidad o, lo que es peor, la puede deformar.-