Experiencia

Portapluma artesanal en Cedro
con pluma de avestruz



La escritura reduce el atractivo ejercido dioses porque se torna cada vez menos plausible; la dimensión gráfica de lo invisible es más difícil de aceptar.

El nada no puede escribirse, no puede llenar el espacio con un signo. Aún cuando al nada corresponda un signo, esto no distingue la absoluta ausencia de algo que lo evoque o directamente lo configure por contraposición: a un trazado de la realidad se contrapone la ausencia de toda idea que pueda intuir el vacío (que es, entre los griegos, la imagen de la nada).

La escritura reduce el alcance de la expresión a lo visible, a lo tangible o a lo intuitivo, a algo que pueda hallar su equivalente, al menos en un aspecto de la experiencia.

El mundo online

La llegada de Internet revoluciono la industria editorial y transforma, una vez más, el proceso de lectoescritura. Se imponga o no sobre el papel, el libro electrónico cobra cada día mayor importancia tanto para lectores como para escritores y editores.

El mundo online promete la construcción de un espacio público y crítico en el cual, como escribió Kant, cada uno puede hacer un uso público de su razón.

Las prácticas de la lectura están cambiando. Los lenguajes, los formatos y los géneros, y sobre todo el alineamiento entre ellos, están cambiando en función de los nuevos soportes. Lo que antes ocurría alrededor del texto, empieza a acontecer dentro, en el propio documento, mediante un intercambio fluido entre lectores y entre éstos y su propio autor.

Hoy podemos bucear en la virtualidad de libertad, sintiéndonos cerca de aquella “Biblioteca Total” con la que Borges soñaba y en donde tenemos disponible todos los libros imaginables, independientemente de dónde nos encontremos físicamente.

A pesar de la imagen de inmutabilidad que tiene el libro, la suya es una historia de cambios. Y en una época signada por lo electrónico, donde hay más pantallas que personas, los libros también se ven influenciados.

El texto digital representa una revolución en el aprendizaje y la comunicación humana que recién estamos empezando a comprender. Y, posiblemente - tal como refería el escritor Ítalo Calvino - “...en el futuro habrá otras maneras de leer que nosotros no imaginamos”.