6 consejos sobre como leer un libro


  1. Aumentar la rapidez y eficacia de lectura
    1. Hay muy buenos libros escritos sobre este tema, tanto para adultos como para niños, así como cursos y páginas de Internet donde podrán aprender cuestiones básicas muy importantes. Es cuestión de elegir un buen método y practicar hasta conseguir los objetivos deseados de velocidad y comprensión.
    2. Se trata de aprender de manera inteligente a leer deprisa utilizando las técnicas adecuadas que permitan leer más y memorizar mayor cantidad de contenido en menos tiempo, y sacar mas provecho de lo que se ha leído. Algunas de las aptitudes necesarias para una buena lectura son:
      1. Capacidad para leer y comprender a altas velocidades,
      2. Capacidad para usar un ritmo variable en función de la finalidad y la dificultad,
      3. Capacidad para comprender las ideas principales o los pensamientos centrales del material de lectura,
      4. Capacidad para comprender y retener los detalles, Buena retención general,
      5. Capacidad para apreciar la organización del material,
      6. Capacidad para leer de manera crítica y valorativa.
    3. Los lectores ineficaces leen todo a la misma velocidad, los lectores eficaces leen de tres a cinco veces más deprisa y comprenden mucho mejor las ideas principales.
  2. Mejorar la concentración:
    1. Evitar las distracciones externas e internas.
    2. Localizar un lugar adecuado.
    3. Eliminar las interrupciones planteadas.
    4. Eliminar las distracciones sonoras como ruidos o música con canciones.
    5. Encontrar el momento adecuado.
    6. Marcar objetivos de cuando empezar, interrumpir y terminar.
    7. Controlar las inquietudes mentales.
    8. Descansar periódicamente 10 minutos cada 50 de lectura.
  3. Establecer el ambiente adecuado:
    1. Con una buena iluminación: Luz natural proveniente desde la espalda o luz artificial alógena o fluorescente sin oscilaciones. Que ambas den directamente en el libro sin que nos den en los ojos..
    2. Con un silló cómodo: A ser posible un modelo de patas bajas, con orejeras y de material que transpire, cuero o tela.
  4. Dedicarle el tiempo estipulado. Se debe calcular que un lector promedio lee una pagina de 400 palabras en aproximadamente dos minutos,pues lee a una velocidad promedio, contando los retrocesos, de 200 palabras por minuto. Con media hora diaria puede leer un libro de 200 paginas en 15 días aproximadamente. Uno o dos libros al mes es una buena meta para disfrutar y aumentar el conocimiento.
  5. Cuidar la vista: Tenga mucha precaución con los libros que sean de papel brillante pues le pudieran reflejar iluminaciones perjudiciales para la vista. La distancia entre el libro y los ojos nos indicará la necesidad o no de tener que usar lentes correctores. La distancia correcta deberá ser de aproximadamente 45 centímetros (18 pulgadas). El cansancio después de un tiempo de lectura también nos lo indicará. Pestañee de vez en cuando pues los ojos necesitan hacerlo entre 12 y 15 veces por minuto y cuando se lee esta cantidad se reduce y se puede producir sequedad, tensión, fatiga ocular y visión borrosa. Use una luz de trasfondo o iluminación suplementaria. De vez en cuando ejercite los ojos mirando a un sitio más allá del libro y enfocándolos en algún objeto que esté a mayor distancia que el libro. Hay muchos más y mejores ejercicios para el cuidado de la vista que debe de consultar con los doctores sobre todo en cuanto sienta la más mínima incomodidad.
  6. Tener en cuenta las expectativas del libro: Cuando hemos elegido el libro tenemos ya hecho un criterio sobre éste antes de comenzar a leerlo. Subjetivamente u objetivamente va a determinar en gran parte nuestro disfrute del mismo, así como el provecho que le saquemos. Por eso es necesario entender que es lo que esperamos del libro:
    1. Distraernos, aprender o las dos cosas a la vez.
    2. Recrear la época y el lugar donde se desarrolla.
    3. Evaluar la descripción de los personajes, sus sentimientos y conversaciones.
    4. Analizar el argumento, trama, ritmo y resolución del libro.
    5. Contabilizar lo que le sobra y lo que le falta.

¿POR QUÉ EL CEREBRO PREFIERE EL PAPEL?



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El cerebro humano puede percibir un texto en su totalidad como una especie de paisaje físico. Cuando leemos, construimos una representación mental del texto. Al pasar las páginas de un libro de papel, se realiza una actividad similar a dejar una huella tras otra por un sendero, hay un ritmo y un registro visible del transcurrir de las hojas impresas.
La reconocida revista Scientifican American publicó un artículo que pretende explicar esta paradoja: en la época de la hiperconectividad, cuando cada vez tenemos más equipos que nos permiten leer y contamos con acceso a bibliotecas enteras en formato electrónico, muchos siguen prefiriendo el papel. 
El libro tradicional, la revista, el diario, siguen siendo favoritos. Y aunque resulte difícil de creer, como docente universitario escucho frecuentemente la pregunta de muchos alumnos jóvenes: “¿En qué libro lo puedo leer, profe?”.
Muchos trabajos hablan de que en pantalla se lee más lentamente y, además, se recuerda menos. Hay “fisicabilidad” en la lectura, dice Maryanne Wolf de la Universidad de Tufts. 
Las personas necesitan sentir el papel al leer, el cerebro lo pide inconscientemente.
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Nosotros no hemos nacido con circuitos cerebrales dedicados a la lectura, porque la escritura se inventó hace relativamente poco tiempo en nuestra evolución: alrededor de cuatro milenios antes de Cristo. En la niñez, el cerebro improvisa nuevos circuitos para leer y para ello usa parte de otros dedicados al habla, a cuya habilidad se suma la coordinación motora y la visión.
El cerebro comienza a reconocer las letras en base a líneas curvas y espacios y utiliza procesos táctiles que requieren los ojos y las manos. Los circuitos de lectura de los niños de 5 años muestran actividad cuando practican la escritura a mano, pero no cuando se escriben las letras en un teclado.
Más allá de tratar a las letras individuales como objetos físicos, el cerebro humano puede percibir un texto en su totalidad como una especie de paisaje físico. Cuando leemos, construimos una representación mental del texto. La naturaleza exacta de tales representaciones permanece clara, pero algunos investigadores creen que son similares a un mapa mental que creamos de un terreno, como montañas y ciudades, y de espacios físicos de interior, tales como departamentos 
y oficinas.
En paralelo, en la mayoría de los casos, los libros de papel tienen una topografía más evidente que el texto en pantalla. Un libro de papel abierto presenta dos dominios claramente definidos: páginas de izquierda y derecha y un total de ocho esquinas en las que uno se orienta. Al pasar las páginas de un libro de papel se realiza una actividad similar a dejar una huella tras otra por un sendero, hay un ritmo y un registro visible del transcurrir de las hojas. Todas estas características permiten formar un mapa mental, coherente, del texto.
En contraste, la mayoría de los dispositivos digitales interfieren con la navegación intuitiva de un texto y a pesar de que los e-readers (libros electrónicos) y tabletas replican el modelo de páginas, estas son efímeras. Una vez leídas, esas páginas se desvanecen.
“La sensación implícita de dónde usted está en un libro físico se vuelve más importante de lo que creíamos”, dice el artículo de la Scientifican American . También pone en cuestión que los fabricantes de libros electrónicos hayan pensado lo suficiente sobre cómo es posible visualizar dónde está el lector en un libro.
En un trabajo sobre comprensión de texto, al comparar alumnos que leyeron en papel con otros que leyeron un texto en versión PDF en la pantalla, se concluyó que los primeros tuvieron mejor rendimiento.
Otros investigadores están de acuerdo con que la lectura basada en pantallas puede empeorar la comprensión, ya que es mentalmente más exigente e incluso físicamente más cansadora que la lectura en papel. La tinta electrónica refleja la luz ambiental al igual que la tinta de un libro de papel, pero las pantallas de ordenadores, teléfonos inteligentes y tabletas hacen brillar la luz directamente en los rostros de las personas y la lectura puede causar fatiga visual, dolores de cabeza y visión borrosa. En un experimento realizado por Erik Wästlund, de la Universidad de Karlstad en Suecia, las personas que tomaron una prueba de lectura comprensiva en un equipo electrónico obtuvieron calificaciones más bajas e informaron mayores niveles de estrés y cansancio que las personas que completaron en papel.
Las investigaciones más recientes sugieren que la sustitución del papel por pantallas a una edad temprana tiene desventajas. En 2012, un estudio en el Joan Ganz Cooney Center en la ciudad de Nueva York reclutó 32 parejas de padres e hijos de 3 a 6 años de edad. Los niños recordaron más detalles de las historias que leyeron en el papel pese a que las digitales estaban complementadas con animaciones interactivas, videos y juegos, que en realidad desviaban la atención lejos de la narrativa.
Como resultado de un trabajo que involucró el seguimiento de una encuesta de 1.226 padres se informó que, al leer juntos, la mayoría de ellos y sus niños prefirieron libros impresos sobre los libros electrónicos. Al leer los libros de papel a sus niños de 3 a 5 años de edad, los niños podían relatar la historia de nuevo a sus padres, pero al leer un libro electrónico con efectos de sonido, los padres con frecuencia tuvieron que interrumpir su lectura para pedir al niño que dejara de jugar con los botones y recuperara la concentración en la narración. Tales distracciones finalmente impidieron comprender incluso la esencia de las historias.
Muchas personas aseguran que cuando realmente quieren centrarse en un texto, lo leen en papel. Por ejemplo, en una encuesta realizada en 2011 entre estudiantes de posgrado en la Universidad Nacional de Taiwan, la mayoría aseguró que navegaba algunos párrafos de un artículo en línea antes de imprimir todo el texto para una lectura más a fondo. Y en una encuesta realizada en 2003 en la Universidad Nacional Autónoma de México, cerca del 80 por ciento de los 687 estudiantes dijo preferir leer el texto impreso.
Encuestas e informes sobre los consumidores sugieren que los aspectos sensoriales de la lectura en papel importan a la gente más de lo que cabría suponer: la sensación de papel y tinta; la opción de suavizar o doblar una página con los dedos, el sonido distintivo de pasar una página, la posibilidad de subrayar, de detenerse y tomar nota, hacen que se elija más el papel. Para compensar este déficit sensorial, muchos diseñadores digitales tratan de hacer que la experiencia de los lectores electrónicos –en inglés, e-reader– esté tan cerca de la lectura en formato de papel como sea posible.
La composición de la tinta electrónica se asemeja a la química típica de la tinta, y el diseño sencillo de la pantalla del Kindle (una marca de libro electrónico) se parece mucho a una página en un libro de papel. Sin embargo, estos esfuerzos –que fueron replicados por su competidora Apple iBooks– hasta ahora tienen más efectos estéticos que prácticos.
El desplazamiento vertical puede no ser la forma ideal de navegar un texto tan largo y denso como en los libros de muchas páginas, pero medios como el New York Times , el Washington Post y ESPN crearon atractivos artículos, altamente visuales, que no pueden aparecer en la impresión, ya que combinan texto con películas y archivos de sonido.
Es probable que el organismo de los nuevos nativos digitales cree otras redes neuronales que les permitan preferir lo electrónico al papel, pero mientras tanto, hoy el resto de la población sigue prefiriendo el contacto con las históricas hojas.