En el sudario gris de la neblina se envuelven los seres y las cosas.
En pinceladas vagas y borrosas la urbe se encamina en las alas del perezoso viento que el plomizo paisaje disemina.
En las calles y parques el encanto de estos días se ve reflejado en amarillos y húmedos tapices, mientras el cielo es un gran manto de ceniza...