La Creatividad


El poder creativo existe en todos nosotros, hacer buen o mal uso de ello es lo que debemos entender. Toda la energía que movemos la creamos, seamos conscientes o no. Lo más difícil de este aspecto es entender que lo que vivimos lo hemos gestado nosotros, esto no es fácil porque muchas veces las cosas no ocurren de manera inmediata, por eso el trabajo es saber como has creado todo lo que conforma tu vida.

El proceso de creación primero se gesta a través de una idea o pensamiento, es eso que te gustaría ser que no eres, esto incluye un trabajo, una relación, un tipo de vida o el cumplimiento de cualquier propósito personal. Cuesta comprenderlo porque nosotros lo asociamos con cosas físicas y el proceso de creación en verdad es energético y está relacionado directamente con lo que eres o no eres.

Primero eres zapatero y después como consecuencia haces zapatos y por tanto tienes zapatos. Este ejemplo es sólo una manera fácil de mostrar que si primero no te sientes eso o aquello, como consecuencia no lo obtendrás, ya que para tener el trabajo que quieres o el tipo de relación o vida que sueñas primero debes emanar energeticamente esa vibración siendo eso mismo.

Debemos fijarnos en la vida que tenemos para poder averiguar como lo hemos creado, para poder abolir todas aquellas excusas y quejas que profesamos en aquellas áreas en las que no obtenemos lo que queremos. Si nos hacemos cargo de la situación/tema con responsabilidad, podremos iniciar o re-enfocar nuestros movimientos energéticos, gestando interiormente lo que queremos ser para que como consecuencia la vida nos traiga su manifestación.

"Somos mente y emoción, si forma parte de nuestra naturaleza es porque los dos son importantes, su propósito y finalidad pueden parecernos diferentes, pero en realidad son dos fuerzas complementarias y necesarias para nuestra evolución".

¿Qué es la amistad?


No es la familiaridad, ni la asiduidad cotidiana las que deben sostener la amistad, sino el trato  que resguarde y asegure la inviolabilidad del yo. Debe consagrar el respeto, que sólo se defiende con la reserva y la independencia.

La amistad preserva las barreras infranqueables que la naturaleza ha puesto entre los hombres para proteger a los unos de los otros, conservando la intimidad, las distancias.

El respeto al yo inviolable, la independencia personal, la afirmación de la personalidad frente a los sentimientos superiores, constituyen la base y el fundamento de vínculos y afectos.

La relación amistosa se produce por el contacto de los sentimientos superiores, de las ideas y convicciones, no en el roce trivial de las comunicaciones cotidianas. 

La amistad no debe ser absorción, sino conjunción, con afirmación de individualidades.

Nuestra amistad, de enlace fortificado por los años, deja en el alma huellas que no disipa ninguna separación, ni la de la muerte, ni la del distanciamiento. Hay afectos destinados a sobrevivir a todo contratiempo humano, sentimientos cuya elevación pocas veces se mide o se aprecia. 

Hay en la amistad, una base de sensibilidad intelectual que fusiona íntimamente las dos almas, complementando naturalezas distintas.

Despertemos nuestra propia SEMILLA

¿Sabemos lo que llevamos en el interior?, ¿sabemos quién somos?, ¿cuáles son nuestros dones?

Nuestro propósito será, pues, madurar nuestro tiempo para preparar la tierra fértil y plantar la semilla.

Son días para plantar y plantarnos, para sembrar si queremos cosechar, para buscar el suelo más fértil donde esa SEMILLA pueda crecer, sana, y para que la luz del sol y el agua sean su alimento. 

SEMILLA también simboliza la intención, la manera en como la gestamos depende de nuestros pensamientos: La SEMILLA cargada con un deseo verdadero pasa a ser el enfoque de la geminación.

Simboliza también el romper el cascarón y la predisposición que tengamos (o no) a ello; vencer nuestros miedos más profundos y arraigados… ¡cortarlos de raíz! 

El miedo sólo nos limita, nos coarta nuestro crecimiento al mantenernos ligados a él. Recordemos: Dentro de cualquier semilla está la intención de una flor en su plenitud. Toda posibilidad existe dentro de una semilla. 

Una cara en sombra de la SEMILLA es no confiar, ser insegura. De manera que si plantamos nuestra semilla con la intención equivocada, con la inseguridad, posiblemente los resultados sean otros. 

Otra sombra de SEMILLA es el miedo, es no largar al exterior lo que hay dentro… es nunca querer crecer, florecer, siempre dejando las cosas “para más adelante”. Y resulta que ese momento idealizado, no termina de llegar…

La falsa comodidad, el letargo, el encontrarse bajo tierra y bajo una aparente protección, lo que en realidad genera es que te pierdas las oportunidades que afuera te están esperando y que los nuevos horizontes no nunca lleguen. 

No es conveniente esperar que alguien haga las cosas por uno; es uno mismo quien debe germinar la propia semilla… el despertar debe nacer de uno y hacia uno mismo. 

¡Por eso, plantemos nuestra SEMILLA! ¡Intencionemos nuestras acciones, intencionémoslas con alegría y entusiasmo! Permitámonos crecer y evolucionar al ritmo de la SEMILLA, hagamos posible la creación y gestación, desde nuestra voluntad, rompamos el cascarón, venzamos nuestros miedos y animémonos a ser esa hermosa flor que todos llevamos dentro. Seamos pacientes a la hora de sembrar, no pretendamos resultados instantáneos, entendemos que cada pequeña cosa tiene su propio tiempo y proceso. Atinar el momento de florecer es estar atentos, despiertos…

La semilla solo tiene que desarrollar lo que tiene dentro. No necesita esforzarse o parecerse a otros. Su función es crecer y florecer.

Si supieramos cómo hacerlo sería bien fácil, porque no haría falta rebelarse ni tampoco someterse, por supuesto. Solo ser uno mismo.

Ni siquiera haría falta tomar decisiones, sino colocarse interiormente. Y a partir de ahí, saber recibir el agua-emociones, la tierra, el aire y el sol. Observemos lo que ocurre. Es todo un aprendizaje.