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“LA ESCRITURA EXIGE, ADEMÁS DE INSPIRACIÓN, DISCIPLINA”


Foto: Carlos Ancheta
Foto: Carlos Ancheta
Leoncio Barrios oriundo de Caracas nació un 7 de marzo (no nos dijo de qué año). Es egresado de la Universidad Central de Venezuela, con doctorado y Maestría de la Universidad de Columbia en Educación a la familia. Es profesor titular de la UCV donde ejerció la docencia con pasión y, en los últimos años le ha dado rienda suelta a otra de sus pasiones: la escritura. Barrios es autor de: “Familia y Televisión” (Monte Ávila, 1998) y “Los sustos del sexo” (Ediciones B Venezuela, 2014, 2016)
Los_Sustos_del_Sexo_de_Leoncio_Barrios-2

Leoncio Barrios debutó  recientemente como autor en literatura infantil  con Ediciones B Venezuela y publicó el libro “Oliver y la licuadora”
Oliver y la licuadora portada
¿Qué razón lo motiva a escribir?: “El disfrute que siento haciéndolo…”
 ¿Lo más difícil de ser escritor?: “Por un lado, la disposición de tiempo… Por otro lado, que tu propuesta sea aceptada por una editorial…”
 ¿Tiene alguna rutina para sentarse a escribir?: “Si, La mañana es mi tiempo creativo y sagrado”.
¿Tiene alguna musa de inspiración?: “En estos momentos, #Oliverdelasgalaxias, mi único nieto”.
¿Cuáles autores lo inspiraron para escribir?
Leoncio Barrios 2
¿Qué está escribiendo?: “Literatura infantil, un nuevo título de “Oliver y…”.
¿Qué libro le hubiese gustado escribir?: ““El Derecho a la Ternura” de Luis Carlos Restrepo, una reflexión que considero capital sobre la masculinidad, uno de mis temas”.
¿Temor frente a la hoja en blanco?: “En mi caso, no. Me gustan los retos.  Pero si hay muchas personas que entran en pánico ante lo incierto”.
¿Cuál género no se ha atrevido a escribir?: #Poesía. Exige un lenguaje demasiado elevado, una forma de expresarse sublime.  Yo soy más terrenal”.
¿Cuál es el libro más preciado de su biblioteca?: “Uno de poesía: El Jardinero, de Tagore.  Lo asocio a muchos afectos. Lo leo cada vez que quiero disfrutar.”.
¿Cómo es su biblioteca?: “Si, los ordeno por tema y tamaño. No solo por facilidad de ubicarlo sino por lo neurótico que soy. No soporto el desorden”.
¿Con cuál libro se inició en la lectura?: “Bambi, en la versión de Walt Disney. Creo que me marcó un tinte melodramático del cual me ha costado  deslastrarme…”
Un libro para iniciarse en la lectura: “En mi época: Cien años de Soledad, ahora: Harry Potter o Las 50 sombras de Gray…”
Un libro para soñar: Las Mil y una noches.
Un libro para no leer: La lista es muy larga, quedémonos con lo que sería grato leer.
Un libro para leer en el baño: Libro como libro, no se me ocurre. Quizás, un periódico; “Hola”, la revista. Una porno, cuando se encontraban. No más.
Libro de papel o electrónico: De papel. Crecí con ellos. Pero cuando estoy en aeropuertos o volando me encantan los electrónicos. Hago integral la experiencia.
¿Qué tan biográfica termina siendo su obra?: “Bastante. Tengo que hacer constantes esfuerzos para evitarlo”.
¿Cómo se conecta con el lector?: “Imaginándomelo mientras escribo y oyéndolo en cuanto tenga oportunidad”.

¿Consejos para un principiante en la escritura?  
Leoncio Barrios 3
Twitter: @LeoncioBarrios
Si deseas leer la entrevista completo, dale click aquí

CONSEJOS DE “SÚPER LECTORES” PARA LEER MÁS RÁPIDO

Agatha Christie leía 200 libros al año, mientras que el fundador de Facebook, Mark Zuckerberh, acaba un libro cada dos semanas. El presidente de Estados Unidos, Theodore Roosevelt, leía un libro al día, incluso dos o tres si tenía una noche tranquila. ¿Pero cómo pueden hacer esto los meros mortales?
Harriet Klausner, una bibliotecaria de escuela que murió el año pasado, era o bien una de las lectoras más rápidas de la historia, o alguien que “economizaba” con la verdad.
Klausner logró finalizar unas sorprendentes 31.014 críticas de libros en Amazon,leyendo a veces seis libros al día. Pero no todo el mundo aceptaba esta cifra y un grupo de críticos intentaron desacreditarla.
Ella se defendió señalando que algunas de las novelas románticas que leía eran tan cortas y sencillas que se las podía cepillar en una hora. Y Klausner ofreció una explicación sencilla para su entusiasmo: “Si un libro no me interesa cuando llego a la página 50, dejo de leerlo”, le dijo al Wall Street Journal.
Los logros de Klausner pueden ser más propios del reino de la fantasía, pero muchos de nosotros desearíamos poder leer más. Acabar más libros, acumular más conocimiento, apreciar más la literatura.
 Un libro cada 2,4 días
John Sutherland, autor, crítico de libros, columnista y profesor emérito de Literatura Inglesa Moderna en la universidad UCL, en Londres, dice que en 2015, leyó aproximadamente 150 libros.
“Es bastante”, indica. Utilizar una tableta le permite pasar las páginas a la velocidad del rayo.
“De esa forma no dependes de un dedo entumecido, y también evitas contagiarle la tuberculosis al próximo lector”, bromea.
La vida de un lector profesional depende de su capacidad de atravesar las palabras a toda prisa.
El año pasado, Sutherland acabó un libro aproximadamente cada 2,4 días. “Paso cuatro páginas de golpe si tengo que hacerlo”, dice Sutherland.
joven leyendo
2.000 en una vida
Cuando estaba en la escuela, Tony Buzan hizo un examen de velocidad de lectura. Le complació ser capaz de leer 213 palabras por minuto. “Pensé que debía ser un lector bastante rápido. Pero luego le pregunté a una chica de la clase y ella había obtenido un 300. Me quedé destrozado”.
Buzan decidió mejorar sus habilidades. Practicó la lectura rápida en casa e investigó la física del ojo. También aprendió sobre la focalización ocular, y el agrupamiento de palabras para poder ser leídas como un solo fragmento.
Buzan descubrió que podía leer más rápido tras hacer ejercicio físico. Pronto había logrado doblar su velocidad de lectura.
Convertido en consultor de lectura rápida y memoria, Buzan cree que el número de libros que leemos es importante. “En lugar de leer, no sé, 1.000 libros en mi vida”, dice, “ahora quizás lea unos 2.000. Esto podría cambiar mi existencia”.
Los consejos de Tony Buzan para leer rápido:
  • Aprende a usar tus ojos para leer más rápido
  • Ponte en forma, para darle más oxígeno a tu cerebro
  • Aprende a memorizar capítulos e inclusos libros enteros
  • Lee sobre el cerebro y su funcionamiento
  • Crea un grupo de lectura rápida y estudio con amigos
Si tomas la velocidad media que se cita habitualmente de 300 palabras al minuto, a un lector le puede llevar sobre un minuto superar una página. Para leer una novela de 300 páginas al día, el lector medio debería reservar 35 horas a la semana.
“Hay una cantidad de libros limitada que puedo leer a lo largo de mi vida, y no voy a perder el tiempo con basura”, asegura el columnista del Sunday Times y crítico de libros, Jenni Russell. Russell cree que con la edad nos hacemos más selectivos.
“Cuando somos jóvenes sentimos una gran curiosidad por otra gente, por cómo piensan y sienten, su psicología. Ahora, un escritor tiene que tener una habilidad ejemplar o una perspectiva interesante para llamar mi atención”.
Cuando era niño, Russell leía hasta 20 libros a la semana. Ahora lee tres al mes.
¿Cuál es el mejor consejo para afrontar un año de lectura?
“Mi consejo es aburrirse”, dice John Sutherland. “Mi infancia fue muy aburrida. Leer fue una buena manera de llenar grandes periodos de tedio”.
leyendo
Un poco cada 15 minutos libres
El revolucionario ruso Leon Trotsky también aprovechó el aburrimiento. Durante los dos años que pasó en prisión leyó desde la mañana hasta la noche, desde ficción clásica europea, a las investigaciones de Darwin o las teorías del Lenin sobre el comunismo.
La ex tutora de lectura de la universidad de Dorchester, en Inglaterrra, Ginny Williams-Ellis, fundó la organización benéfica Read Easy (Leer fácil) para ayudar a gente que no sabe leer.
“Los libros no son una prioridad para la gente con la que trabajamos”, explica. “Son principiantes completamente: su motivación es aprender a leer listas de la compra, etiquetas de latas, periódicos, las palabras de la vida diaria”.
La organización hace sesiones personales, similares a otras que financia el gobierno británico en las cárceles.
“Mucha gente se emociona cuando aprende a leer. Trabajamos con una mujer, peluquera, que era una principiante y ahora lee una novela romántica cada noche”.
Russell entiende la fascinación. “En nuestras vidas, solo vemos la superficie de la gente. La ficción nos lleva a las mentes, los pensamientos, las motivaciones de otras personas. Las novelas nos llevan a sitios que de otra forma nunca veríamos. La lectura puede tener un efecto sorprendente sobre nosotros”.
La periodista y “coach” literaria Glynis Kozma aconseja a la gente que saque tiempo de sus horarios: “En lugar de pensar que lo que necesitas es sentarte y leer durante una hora cada vez, intenta utilizar pequeñas cantidades de tiempo”, sugiere. “Lee durante 20 minutos, mientras esperas que se cocine la cena. Utiliza cada 15 minutos libres que tengas”.
Kozma quiere leer un libro al mes, aunque a veces no lo consigue. “Creo que mucha gente se siente culpable con respecto a la lectura”, dice. “Estamos todos tan ocupados y pasan tantas cosas en nuestras vidas que se nos hace difícil justificar el tomarnos tiempo libre”.
Fuente: bbc.com

La palabra vivida

Composición fotográfica Walter Ricci


En un principio, cuándo estemos bajo el síndrome de la hoja en blanco, y luego los resultados a los que lleguemos no satisfagan a otros, ni a nosotros mismos, estaremos siempre convencidos de que somos escritores, que nuestra necesidad de escribir aflora de nuestra más íntima posibilidad de existencia.

La disponibilidad interior hacia la literatura, -concebida como modo de realización superior- no encuentra sustento en la promesa de un inequívoco logro venidero. Se nutre en la experiencia efectiva de un goce que también es compulsión y obsesión, transformado en un encuentro con la palabra vivida como relación suprema y simultánea entre lo hermoso y la verdad.

Esa palabra no sólo se ha manifestado como instancia culminante del espíritu, se ha revelado a sí mismo como la única a cuyo contacto uno se siente respirando con libertad.-

Didáctica de la creación (2 de 2)

Todas las reflexiones que el artista deja alrededor de su obra ha sido designada como la "didáctica de la creación". Toda obra es un objeto real que contiene los mensajes del emisor dirigidos al receptor, reproducidos por medios visuales, auditivos, gestuales o literarios donde caben todas las expresiones que el hombre quiere comunicar.

Porta pluma artesanal  realizado en madera con detalles en acrílico  
El periodismo, la televisión, el cine, la historieta, la música, la canción, la publicidad, han conformado nuevas técnicas de aproximación. Existe en todo creador una didáctica de la creación a través de distintas formas que resultan también de creación permanente, diaria y con experiencia renovada.

A pesar de la influencia de los medios audiovisuales, el libro y los textos, no han perdido su importancia en nuestra civilización por que su permanencia se produce por cuanto el lenguaje literario modifica y enriquece a la totalidad del ser.

La lectura de un libro exigen una concentración que despierta en el lector sus mejores posibilidades de comprensión del autor y del mundo que lo rodea.

La lectura es una recreación de experiencias individuales.

PERIODISTAS Y ESCRITORES

¿Es el periodismo una rama inferior de la literatura, o se trata, sencillamente, de una actividad Intelectual que sólo guarda semejanza externa con el cultivo de las bellas letras?
La cuestión es antigua y ha motivado ardientes controversias sin alcanzar soluciones satisfactorias para nadie.
Y las explicaciones son estas. No hay periodista que admita su confinación en un rango subalterno de las profesiones no manuales: como raro es el escritor que no considere desdeñosamente al periodista… siempre desde luego, que no le sea necesario por razones de propaganda fáciles de comprender. Claro que nos referimos a los autores y periodistas “puros”, es decir, clausurados en su oficio y exentos promiscuidades y contaminaciones.
Mencionamos en este caso a los periodistas que son escritores y viceversa, estos esquivan diestramente una polémica  enojosa dado que se han emplazado en un “modus vivendi” conciliador que le permite hacer fuego por ambas partes sin ofenderse recíprocamente.
Pero es lícito emitir una conclusión. El periodismo va siendo cada vez menos literario y, por consiguiente, se alejan y atenúan las semejanzas que aproximan ambas profesiones. Hace algunas décadas atrás, no se podía ser periodista sin poseer sólidas cualidades de escritor.

Actualmente, en la era de lo virtual, de la inmediatez, del diarismo informativo y sensacionalista hay que reconocer que la literatura estorba en las redacciones de los diarios, las radios y la televisión. Y esto es una solución tan buena como cualquier otra. Con la ventaja de que se ha propuesto por sí misma y en la realidad.