Escritura y cuerpo (2)

Portapluma realizada en forma artesanal en pinotea

Hacia fines del siglo XIX se comenzó a destacar los beneficios que ofrece la escritura derecha, lo que obligó a los niños a estar erguidos, de frente, con los dos brazos apoyados en la mesa, los ojos a igual distancia del papel.

Haciendo una confusión constante entre gimnasia y moral se aprovecha al mismo tiempo rectitud física y rectitud moral, porque escribir derecho significaba escribir francamente y obligatoriamente no mentir. Luego se dulcifica la moral y se imponen los valores de la comodidad.

Hoy se sostiene que la mejor escritura es la ligeramente inclinada hacia la derecha. El movimiento lateral de la mano se hace fácil y rápido, mientras un residuo de rectitud se justifica con el peso del cuerpo que impulsa naturalmente las letras de arriba hacia abajo.

Los poetas y los soñadores conocen bien el atractivo de la letra, de esa imagen cadenciosa que se agrega, párrafo a párrafo, a tal compromiso con ese poder resbaladizo, acariciante de una escritura paradisíaca que estando detenida, rápida  o ligera, representa un cuerpo que va tomando vuelo, dimensión, contenido y porque no, historia.

Ernesto Martinchuk

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