Un pintor se encontró una mañana frente a Dios; había fallecido. Y le preguntó si podía entrar al Paraíso. Dios le respondió…
-Sí, puedes entrar… Con esfuerzo has pintado formas y colores que ni siquiera Yo había puesto allí. En cuadros como Guernica has retratado el dolor como nadie, para que nunca se repita. Has logrado que muchos hombres admiren mi obra a través de la tuya… Eres bienvenido en el Paraíso, Pablo Picasso
Esa tarde llegó un fotógrafo, y le hizo a Dios la misma pregunta. Y Dios dijo…
-Sí, puedes entrar… tu ojo y tu cámara han captado detalles del mundo y de las personas que ni yo mismo recordaba. Tus fotografías me han hecho evocar tiempos pasados, y muchos hombres volvieron a mirar la Gran Naturaleza con humildad…. Me alegra tenerte aquí, Jean Laurent.
Y por la noche llegó un conservador. Vio a muchos artistas en el Cielo y pensó que no habría lugar para él, porque no había creado nada nuevo.
-Tal vez no hayas creado algo nuevo… -dijo Dios- y tampoco ellos; sólo supieron pintar o retratar mí Obra. Tú hiciste algo más desinteresado: preservar la suya. Con humildad y pasión dedicaste tu vida a conservar la obra de otros, y permitir que muchos más la disfrutaran. Adelante, Ángel Fuentes. El paraíso es tu nuevo Hogar.
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