Por nuestras palabras todos somos estupendos. ¿Por
qué, entonces, el mundo está tan mal? Las palabras, muchas veces, sólo sirven
para disfrazar el pensamiento. Las opiniones son la verdad para quien las
emite. Para la verdad, son meros puntos de vista. Y como me dijo un colega
entrado en años: “Si la gente hablara sólo de lo que sabe, el mundo estaría
lleno de mudos…”
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