Escritura y Democracia

Cuando la escritura reduce su efecto escenográfico, potencia su poder disquisitivo, diferenciado y contrario a todo tipo de discriminación. Tal característica no responde a exigencias vagamente humanitarias, sino a un preciso cálculo  estratégico. El conocimiento es el resultado de una multiplicidad de aportes que a menudo son tanto más significativos cuanto más espontáneos, determinados por impulsos emotivos elementales y por antiguas compresiones de castas, de estratos, grupos o clases.

La dificultad en el aprendizaje de la escritura (como es el sistema chino antiguo) reduce su función a la representación  escritura de los pensamientos más insidiosos de sus cultores.

La como fanatismo esta representada por una complejidad de signos que anagraman también los pensamientos y disolutos de cuantos se profesan adeptos de una cultura discriminadora, de una cultura para iniciados y para adeptos.

La escritura como fin reduce el pensamiento a sus modulaciones de frecuencia, a los movimientos osmóticos con los cuales se supone que pueda o deba manifestarse.Aún cuando las escrituras semíticas se escriban con mayor rapidez que la griega, tan sólo ésta creo un sistema vocálico completo, ofreciendo por lo tanto al mundo la posibilidad de la indicación vocálicas, de tanta importancia para la expresión de los matices exacto del idioma, las formas dialécticas poco conocidas, los neologismos y los términos extranjeros.

Las democracias son formas de gobierno en las cuales se manifiesta con mayor claridad  la obligación por parte de todos de acceder a la escritura y la justificación del difundido desdén respecto de la escritura exaltando la locución, la fabulación, porque se la considera más fácil y al alcance de todos.

El ejercicio de la escritura potencia las democracias porque las legitima en su esencia, como instrumento de conocimiento participativo.

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